Perla 1: Olascoaga revela que «La pampa no tiene ombú», según rezaba el poema clásico de Luis Domínguez, como tampoco tiene cebras (!). Puede que hoy en día la gente que repite que la pampa tiene el ombú esté expresando a la vez que la región sigue siendo desconocida..
Perla 2: Una temprana mención a lo inconsciente en la literatura. “No creáis en las alianzas de guerra que promuevan camarillas imperantes, sin que las consagre el sentimiento popular; sólo se dejan inducir inconscientemente los pueblos hambrientos”. No es la única vez que Olascoaga hablará de lo inconsciente (ver El Brujo de la Cordillera).
Esta novela histórica lleva como subtítulo “la guerra con Chile”, haciendo el autor hincapié en la otra disputa territorial con el país trasandino: la de la salida al océano.
Hacia el final del texto aparece una idea que Olascoaga va madurando de a poco. Una vez que Argentina cede en sus posiciones marítimas frente a Chile, el autor habla en su personaje al tratar al “pueblo” de forma piadosa, eximiéndolo por mencionar a tal calamidad como “invisible” para ellos, justamente por “falta de nociones geográficas”. Hace referencia al tratado de 1893, que renuncia a la posesión marítima conseguida en la demarcación de 1881.
El capítulo extractado r Olascoaga lo publicó en el semanario “La agricultura” con el seudónimo de “Mapuche”. Aquí asistimos en toda claridad a las contradicciones del autor hacia los pueblos indígenas. Por un lado desestimará burlonamente a los médicos tradicionales mapuches o “matchís”, tratándolos como corruptos y mentirosos que buscan dinero. A la vez, toda la cosmogonía indígena le suena demasiado “fantástica”. A pesar de esto, el reclamo de las tierras por parte del indígena que inspira la leyenda de Cura Malal le parece justa, al estilo de una “perla en la basura”. Esta relación ambivalente con las gentes que conoce el explorador no es patrimonio exclusivo de Olascoaga, pues habría que citar también las opiniones de Richard Burton, descubridor de las fuentes del Nilo, acerca de los negros africanos, de quienes auguraba su extinción -en “A mission to Gelele, King of Dahomey”.
La inclusión de este texto entra en el debate por la tenencia de tierras como cuestión central de la época tanto como de la gestión de Olascoaga.